
Acudimos con pavor ante estos actos indignos que lamentablemente se han visto a la orden del día en estos días. Lo primero sería decir si hay más casos o es sólo que se da más parte de ellos en los medios.
Lamentablemente está de moda, y los medio de comunicación lo usan para aumentar sus audiciencias, tras un tiempo abandonarán el tema, lo peor de todo es que ya existía el bullyng.
Antes de nada pondré una historia de ficción que refleja los pensamientos de un niño acosado.
"Una silenciosa cárcel por Pedro Vicario.
Ya es de día, me levanto de la cama mojado, he vuelto a soñar, la misma pesadilla desde hace ya unos meses. Cuando me miro en el espejo me veo feo, horrendo, soy asqueroso, soy basura, no tengo valor para decirle nada a mis padres, ellos no tienen culpa. Yo no tengo nombre, porque puedo ser cualquiera de vosotros. Para mí todos los días son un infierno me recoge el autobus escolar a las siete de la mañana, miro solo a traves de la ventana, veo el cristal borroso y no es porque esté lloviendo. La hora empieza, por todo el colegio saben quien soy y el lugar que ocupo, el más bajo. Hace dos semanas que no dejo ningún libro en mi pupitre... ya me han desaparecido cinco, a mi lado no se sienta nadie y si lo hacen es porque algún profesor les obliga. Me junto con dos o tres personas y me miran raro, pero lo peor son las clases de educación física, todos los balonazos van a mi cara... me han roto seis gafas ya. Yo siempre suelo ser bueno, si me piden dinero se lo doy, no quiero peleas, voy mirando al suelo, no busco peleas, ni molesto a nadie, pero P.... bueno, él, me tiene manía. Me busca para reírse de mí, me dice bola de sebo, cuatro ojos, asqueroso. Es el chulo de la clase, él ocupa el escalón más alto, las niñas lo ven y lo admiran, los niños de la clase lo buscan para contar con él, yo me recluyo en mi mismo para liberar mi pesar.... Hoy a nadie le importo, me me han tiraod pintura, llego a casa y miro el ordenador, nadie se conecta, mis padres me quieren y solo porque me parieron. Nada tiene sentido, miro a mi alrededor y mis profesores no hacen nada, estoy solo, si me muero a nadie le importaré ¿por qué nadie me ayuda? Me voy a suicidar. Salto del puente... y me invade la felicidad."
Esta historia de ficción, relata muy escuetamente el sufrimiento de todos esos jóvenes que sufren marginación y acoso dentro de la escuela. ¿Cómo atajar eso? El profesor debe tener una participación activa dentro de la educación, debe comprometerse a ayudar a sus alumnos, debe intentar implicarse en sus problemas personales, debe tomar un contacto mucho más fiable. El profesor no puede ser un mero observador alejado de sus alumnos, debe comprender a sus alumnos y enterarse de sus problemas más importantes. El profesor es una pieza clave para solventar o al menos prevenir estos asuntos. Debe lograr abrir entre los alumnos una vía de tolerancia y concordia. Aunque no siempre es fácil y con el horario oficial es imposible.

Por último dar ánimos a todos esos jóvenes que ahora estén sufriendo este tipo de acoso, que deben ser fuertes y que deben acudir cuanto antes a sus padres y a los responsables del centro.
Suerte!
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